Os comparto este artículo de ‘el Economista’ sobre las consecuencias de la crisis provocada por el coronavirus. Al margen de la grave situación sanitaria, hemos observado cómo las empresas han tenido que acelerar sus planes de digitalización. Esto ha obligado a los profesionales a renovar sus perfiles, a aprender nuevas competencias digitales y a desaprender viejas costumbres. A raíz de la publicación de ‘Aprender a desaprender: Transformando la educación superior’, hablamos sobre la necesidad de no dejar de aprender durante el resto de nuestra vida porque si la tecnología avanza, nosotros tenemos que hacerlo a la par. La robotización de los puestos de trabajo es un proceso irrefrenable, por lo que debemos prepararnos para sacar adelante tareas que complementen a la eficacia de los algoritmos y las nuevas herramientas disponibles.